Barcelona con lupa: la calle Parlament

Barcelona con lupa: la calle Parlament






Está a la vista de todos: desde hace un par de años Parlament, hasta hace poco una calle anónima del barrio de Sant Antoni, está on fire: no paran de abrir locales modernos que conviven en armonía con las tiendas del barrio de toda la vida. 

No se puede hablar propiamente de gentrificación, porque este no es precisamente un barrio degradado, pero sí existe desde las alturas el proyecto de darle un nuevo aire a la zona, con el mercado de Sant Antoni restaurado y el intento de devolverle vidilla a una calle un poco olvidada de Barcelona que antaño había sido centro de ocio, pecado y cabaret: la avenida del Paral·lel. Precisamente entre el Paral·lel y el barrio del Raval discurre la calle Parlament, en el barrio de Sant Antoni, perteneciente a sus vez a la gran cuadrícula que es el Eixample barcelonés. Y es aquí donde se están abriendo cafeterías, bodegas y galerías con otro espíritu que -entre las cristalerías, pescaderías o restaurantes clásicos- están convirtiendo la calle en un insólito punto de encuentro y consiguiendo que mucha gente desplace su lugar de ocio hasta aquí.



Tratándose de Barcelona, no puede obviarse esa relación de amor/odio un poco esquizofrénica que vive la ciudad con el turismo: “con tanto turismo en Barcelona creo que la gente local estaba buscando un barrio más barrio, algo un poco más tranquilo donde puedas sentir que estás viviendo una parte de la cuidad que no está atacada por el turismo comercial” nos dicen los de la Federal. Años después, su propuesta es un éxito absoluto capaz de atraer a –por supuesto- turistas, hipsters y habituales, porque no hay quién le pueda poner pegas a su declaración de intenciones: “Somos fans de la luz natural, la buena energía, la comida fresca y el buen café”.

Al final es cierto eso un poco snob de que las ciudades son entes orgánicos que cambian y se transforman, o, dicho más a lo llano, que por mucho que conozcas un lugar siempre quedan rincones nuevos por descubrir. Parlament, una calle más de una zona tranquila, ha pasado a ser un lugar emocionante en el que no paran de suceder cosas.